17.10.11

Pensar la crisis, gestionar el cambio: Sloterdijk y Zizek

La idea del cambio es la bandera de este blog. Gestionar el cambio es lo complicado. Aún no se ha hecho el diagnóstico adecuado y la dirección y el sentido del cambio global es hoy materia de debate en todo el mundo occidental. El movimiento de los indignados y millones de personas en el mundo recogen ese ánimo colectivo por mudar el actual estado de cosas. Las redes sociales arrojan como un volcán toda clase de posturas, recetas y salidas. Dos de los filósofos occidentales más populares y filosos en su análisis debatieron este año sobre la crisis en las páginas de Le Monde, entrevistados por el periodista Nicolas Truong.  La filosofía vuelve a encontrar su camino y su utilidad en el análisis de los problemas reales, como demuestran en esta entrevista Peter SloterdijkSlavoj Zizek. Al final les dejo un enlace para los que quieran leer el original en francés. La traducción que presento es de Cristina Sardoy y fue publicada en la revista Ñ, del diario Clarín. Les recomiendo la lectura concienzuda de esta pieza. Ahí va.


Por primera vez desde 1945, la idea de porvenir está en crisis en Europa. Y a Occidente le cuesta creer en el progreso, como lo muestran estas nuevas generaciones que ya no imaginan que vivirán mejor que sus mayores. Desafección política, crisis económica o crispación identitaria: ¿podemos hablar, para ustedes, de una crisis de civilización?

Peter Sloterdijk: ¿Qué queremos decir cuando empleamos el término “civilización occidental”, en la cual vivimos desde el siglo XVII? En mi opinión, hablamos de una forma de mundo creada en base a la idea de una salida de la era del apego al pasado. La primacía del pasado se rompió: la humanidad occidental inventó una forma de vida inaudita fundada en la anticipación del porvenir. Esto significa que vivimos en un mundo que se “futuriza” cada vez más. Creo, por ende, que el sentido profundo de nuestro “ser en el mundo” reside en el futurismo, que es el rasgo fundamental de nuestra forma de existir.
La primacía del porvenir data de la época en que Occidente inventó este nuevo arte de hacer promesas, a partir del Renacimiento, cuando el crédito ingresó en las vidas de los europeos. Durante la Antigüedad y la Edad Media el crédito no desempeñaba prácticamente ningún papel porque estaba en manos de los usureros, condenados por la Iglesia. El crédito moderno, en cambio, abre un porvenir. Por primera vez, las promesas de reembolsos pueden ser cumplidas o mantenidas. La crisis de civilización radica en lo siguiente: entramos en una época en la cual la capacidad del crédito de inaugurar un porvenir sostenible está cada vez más bloqueada porque hoy se toman créditos para reembolsar otros créditos. En otras palabras, el “creditismo” ingresó en una crisis final. Hemos acumulado tantas deudas que la promesa del reembolso en la cual se funda la seriedad de nuestra construcción del mundo ya no puede sostenerse. Pregúntenle a un estadounidense cómo imagina el pago de las deudas acumuladas por el gobierno federal. Su respuesta seguramente será: “Nadie lo sabe” y creo que ese no saber es el núcleo duro de nuestra crisis.Nadie en esta Tierra sabe cómo pagar la deuda colectiva. El porvenir de nuestra civilización choca contra un muro de deudas.

Zlavoj Zizek: adhiero totalmente a esa idea de una crisis del “futurismo” y de la lógica de crédito. Pero tomemos la crisis económica llamada de las subprimes de 2008. Todo el mundo sabe que es imposible pagar créditos hipotecarios, pero cada uno se comporta como si fuera capaz de hacerlo. Yo a eso lo llamo en mi jerga psicoanalítica, una denegación fetichista: “Sé perfectamente que es imposible, pero de todos modos voy a tratar…” Sabemos muy bien que no podemos hacerlo, pero actuamos en la práctica como si pudiéramos hacerlo. Sin embargo, emplearía el término “futuro” para designar lo que Peter Sloterdijk llama el “creditismo”. El término “porvenir”, por otra parte, me parece más abierto. La fórmula no future es pesimista pero la palabra “porvenir” es más optimista. Y aquí no estoy tratando de dar un nuevo impulso al comunismo de Marx que está emparentado, efectivamente con un creditismo desmesurado. Para caracterizar nuestra situación, económica y política, ideológica y espiritual, no puedo dejar de recordar una historia probablemente apócrifa. Se trata de un intercambio de telegramas entre los estados mayores alemán y austríaco durante la Gran Guerra. Los alemanes habían enviado un telegrama a los austríacos diciéndoles: “Aquí, la situación en el frente es seria pero no catastrófica” y los austríacos respondieron: “Aquí, la situación es catastrófica pero no seria”. Y eso es lo catastrófico: no podemos pagar las deudas pero, en cierta forma, no lo tomamos en serio. Además de ese muro de deudas, la época actual se acerca a una suerte de “grado cero”. En primer lugar, la enorme crisis ecológica nos impone no continuar en esta vía político-económica. Segundo, el capitalismo, como sucede en China, ya no está naturalmente asociado a la democracia parlamentaria. Tercero, la revolución biogenética nos impone inventar otra biopolítica. En cuanto a las divisiones sociales mundiales, crean las condiciones de explotaciones y alzamientos populares sin precedente. La idea de lo colectivo también se ve afectada por la crisis.

¿Cómo volver a dar sentido a lo “común” en la hora del individualismo desenfrenado?

S.Z.: Aunque debemos rechazar el comunitarismo ingenuo, la homogeneización de las culturas, igual que ese multiculturalismo en que se ha convertido la ideología del nuevo espíritu del capitalismo, debemos hacer dialogar las civilizaciones y los individuos singulares. A nivel de los particulares, hace falta una nueva lógica de la discreción, de la distancia, de la ignorancia incluso. En la medida en que la promiscuidad se ha vuelto total, es una necesidad vital, un punto crucial.
A nivel colectivo, es necesario, efectivamente inventar otra forma de articular lo común. Ahora bien, el multiculturalismo es una falsa respuesta al problema, por un lado porque es una suerte de racismo denegado, que respeta la identidad del otro pero lo encierra en su particularismo. Es una suerte de neocolonialismo que, a la inversa del colonialismo clásico, “respeta” las comunidades, pero desde el punto de vista de su postura de universalidad. Por otra parte, la tolerancia multicultural es una engañifa que despolitiza el debate público, remitiendo las cuestiones sociales a las cuestiones raciales, las cuestiones económicas a las consideraciones étnicas. Hay también mucho angelismo en esta postura de la izquierda posmoderna. Es así como el budismo puede servir para legitimar un militarismo extremo: en los años 1930-1940, el establecimiento del budismo zen no sólo apoyó la dominación del imperialismo japonés sino que incluso lo legitimó. Utilizo deliberadamente el término “comunismo”, pues mis problemas en realidad son los bienes “comunes” como la biogenética y la ecología.

P.S.: Es necesario encontrar la verdadera problemática de nuestra era. El recuerdo del comunismo y de esa gran experiencia trágica de la política del siglo XX nos recuerda que no hay una solución ideológica dogmática y automática. El problema del siglo XXI es la coexistencia en el seno de una “humanidad” convertida en una realidad, físicamente. Ya no se trata del “universalismo” abstracto de la Ilustración, sino de la universalidad real de un colectivo monstruoso que comienza a ser una comunidad de circulación real con probabilidades de encuentros permanentes y probabilidades ampliadas de colisiones.
Nos hemos convertido como partículas en un gas, bajo presión. La cuestión es de aquí en más el vínculo social dentro de una sociedad demasiado grande; y creo que la herencia de las presuntas religiones es importante, porque son las primeras tentativas de síntesis meta-nacionales y meta-étnicas. La sangha budista era una nave espacial donde todos los desertores de todas las etnias podían refugiarse. Del mismo modo, podríamos describir la cristiandad, suerte de síntesis social que trasciende la dinámica de las etnias cerradas y las divisiones de las sociedades de clases. El diálogo de las religiones en nuestra época no es otro que el reformateo del problema del “comunismo”. La reunión que tuvo lugar en Chicago en 1900, el congreso de las religiones mundiales, fue una forma de plantear la cuestión de nuestra actualidad a través de esos fragmentos, esos representantes de cualquier procedencia, los miembros de la familia humana que se habían perdido de vista después del éxodo africano… En la era de la concentración, hay que plantear y reformatear todo lo que se pensó hasta ahora sobre el vínculo de coexistencia de una humanidad desbordante. Por eso empleo el término “co-inmunismo”. Todas las asociaciones sociales de la historia son, efectivamente, estructuras de co-inmunidad. La elección de este concepto recuerda la herencia comunista. En mi análisis, el comunismo se remonta a Rousseau y a su idea de “religión del hombre”. Es un concepto inmanente, es un comunitarismo a escala global. Es imposible escapar a la nueva situación mundial. En mi libro, la diosa o entidad divina que aparece en las últimas páginas, es la crisis: es la única instancia que posee suficiente autoridad como para impulsarnos a cambiar nuestra vida. Nuestro punto de partida es una evidencia aplastante: no podemos continuar así.

S.Z.: Mi idea no consiste tanto en buscar un “co-inmunismo” como en revitalizar la idea de un verdadero comunismo. Pero, tranquilícense, se trata más del de Kafka que el de Stalin, más el de Erik Satie que el de Lenin. Efectivamente, en su último relato Joséphine la cantante o el pueblo de las ratas , traza la utopía de una sociedad igualitaria, un mundo con artistas, como esta cantante Joséphine, cuyo canto reúne, subyuga y deja pasmadas a las multitudes, y que es celebrada sin por ello obtener ventajas materiales.
Una sociedad de reconocimiento que mantiene lo ritual, revitaliza las fiestas de la comunidad, pero sin jerarquía ni gregariedad. Idem para Erik Satie. Sin embargo, todo parece alejar de la política al famoso autor de las Gymnopédies . El mismo declaraba componer una “música de amueblamiento”, una música ambiental o de fondo. Y no obstante fue miembro del Partido Comunista. De todos modos, lejos de escribir cantos de propaganda, él daba a escuchar una suerte de intimidad colectiva, justo lo opuesto a la música de ascensor. Y es esa mi idea del comunismo.


Para salir de la crisis, usted, Sloterdijk, opta por la reactivación de los ejercicios espirituales individuales, en tanto que usted, Zizek, insiste en las movilizaciones políticas colectivas y en la reactivación de la fuerza emancipadora del cristianismo. ¿Por qué tales divergencias?

P.S.: Yo propongo introducir el pragmatismo en el estudio de las presuntas religiones: esa dimensión pragmática obliga a mirar más de cerca qué hacen los religiosos, a conocer las prácticas interiores y exteriores, que se pueden describir como ejercicios que forman una estructura de personalidad. Lo que yo llamo el sujeto principal de la filosofía y la psicología es el portador de las series de ejercicios que componen la personalidad. Y algunas de las series de ejercicios que constituyen la personalidad pueden describirse como religiosas.
¿Pero qué significa esto? Se hacen ejercicios mentales para comunicarse con un partenaire invisible, son cosas absolutamente concretas que es posible describir, no hay nada de misterioso en eso. Creo que hasta nueva orden, el término “sistema de ejercicios” es mil veces más operativo que el término “religión” que remite a la santurronería estatal de los romanos. No debemos olvidar que la utilización de los términos “religión” “piedad” o “fidelidad” estaba reservada en tiempos de los romanos a los epítetos que llevaban las legiones romanas estacionadas en el valle del Rin y en todas partes. El privilegio más elevado de una legión era portar los epítetos pia fedelis , porque eso expresaba una lealtad particular al emperador en Roma. Creo que los europeos simplemente olvidaron lo que quiere decir religio . La palabra significa literalmente “diligencia”. Cicerón dio la etimología correcta: leer, legere , religere , es decir, estudiar atentamente el protocolo para organizar la comunicación con los seres superiores. Es, por ende, una suerte de diligencia o en mi terminología, un código de entrenamiento. Por esa razón creo que “la vuelta de lo religioso” sólo sería eficaz si pudiera llevar a prácticas de ejercicios intensificados. Por el contrario, nuestros “nuevos religiosos” no son, la mayoría de las veces, más que soñadores perezosos. Pero en el siglo XX, el deporte se impuso en la civilización occidental. No volvió la religión, reapareció el deporte, después de haber sido olvidado durante casi 1.500 años. No fue el fideísmo sino el atletismo el que ocupó el primer plano. Pierre de Coubertin quiso crear una religión del músculo en los primeros años del siglo XX. Fracasó como fundador de una religión, pero triunfó como creador de un nuevo sistema de ejercicios.

S.Z.: Considerar la religión como un conjunto de prácticas corporales ya existía en las vanguardias rusas. El realizador soviético Serguei Eisenstein (1898-1948) escribió un texto muy bello sobre el jesuita Ignacio de Loyola (1491-1556) como alguien que sistematizó algunos ejercicios espirituales. Mi tesis sobre la vuelta al cristianismo es muy paradójica: creo que solamente a través del cristianismo uno puede sentirse verdaderamente ateo.
Si consideramos los grandes ateísmos del siglo XX, se trata en realidad de una lógica totalmente distinta, la de un “creditismo” teológico. El físico danés Niels Bohr (1885-1962) uno de los fundadores de la física cuántica, recibió la visita de un amigo en su dacha . Este sin embargo se resistía a pasar la puerta de su casa por una herradura que estaba clavada -una superstición para impedir que entraran los malos espíritus. Y el amigo le dijo a Bohr: “Eres un científico de primer nivel, ¿cómo puedes creer en esas supersticiones populares?” “¡No las creo!” respondió Niels Bohr. “¿Pero entonces por qué dejas esa herradura?”, insistió el amigo. Y Niels Bohr tuvo esta respuesta excelente: “Alguien me dijo que da resultado aunque uno no crea”. Sería una imagen bastante buena de nuestra ideología actual. Creo que la muerte de Cristo en la cruz significa la muerte de Dios y que ya no es más el Gran Otro que mueve los hilos. La única forma de ser creyente, después de la muerte de Cristo, es participar en vínculos colectivos igualitarios. El cristianismo puede ser entendido como una religión de acompañamiento del orden de lo existente o una religión que dice “no” y ayuda a resistir. Creo que el cristianismo y el marxismo deben combatir juntos la marejada de nuevas espiritualidades así como la gregariedad capitalista. Yo defiendo una religión sin Dios, un comunismo sin amo.

El momento histórico que atravesamos parece estar signado por la ira. Una indignación que culmina en la consigna “¡Fuera!” de las revoluciones árabes o las protestas democráticas españolas. Ahora bien, según Zizek, usted Sloterdijk es demasiado severo con los movimientos sociales que a su criterio provienen del resentimiento.

P.S.: Hay que distinguir la ira del resentimiento. Hay toda una gama de emociones que pertenecen al régimen del thymos , o sea, al régimen del orgullo. Existe una suerte de orgullo primordial, irreductible, que está en lo más profundo de nuestro ser. En esa gama del thymos se expresa la jovialidad, contemplación benévola de todo lo que existe. Aquí, el campo psíquico no conoce trastorno. Si bajamos en la escala de los valores, es el orgullo de sí mismo.
Bajamos un poco más y es la vejación de ese orgullo lo que provoca la ira. Si la ira no puede expresarse, está condenada a esperar para expresarse más tarde y en otra parte, eso lleva al resentimiento, y así hasta el odio destructivo que quiere aniquilar el objeto del cual salió la humillación. No olvidemos que la buena ira, según Aristóteles, es el sentimiento que acompaña al deseo de justicia. Una justicia que no conoce la ira es una veleidad impotente. Las corrientes socialistas del siglo XIX y XX crearon puntos de recolección de la ira colectiva, algo justo e importante. Pero demasiados individuos y demasiadas organizaciones de la izquierda tradicional se deslizaron hacia el resentimiento. De ahí la urgencia de pensar e imaginar una nueva izquierda más allá del resentimiento.

S.Z.: Lo que satisface a la conciencia en el resentimiento es más perjudicar al otro y destruir el obstáculo que beneficiarme yo mismo. Nosotros los eslovenos somos así por naturaleza. Conocerán la leyenda en la que a un campesino se le aparece un ángel y le pregunta: “¿Quieres que te dé una vaca? ¡Pero cuidado, también le daré dos vacas a tu vecino!” Y el campesino esloveno dice: “¡Por supuesto que no!” Pero para mí, el resentimiento, no es nunca la actitud de los pobres. Más bien la actitud del pobre amo, como Nietzsche lo analizó tan bien. Es la moral de los “esclavos”.
Sólo que se equivocó un poco desde el punto de vista social: no es el verdadero esclavo, es el esclavo que, como el Fígaro de Beaumarchais, quiere reemplazar al amo. En el capitalismo, creo que hay una combinación muy específica entre el aspecto timótico y el aspecto erótico. Es decir, que el erotismo capitalista es mediatizado en relación a un mal timotismo, que engendra el resentimiento. Estoy de acuerdo con Sloterdijk: en el fondo, lo más complicado es cómo pensar el acto de dar, más allá del intercambio, más allá del resentimiento. No creo realmente en la eficacia de esos ejercicios espirituales que propone Sloterdijk. Soy demasiado pesimista para eso. A esas prácticas auto-disciplinarias, como en los deportistas, yo quiero agregar la heterotopía social. Por eso escribí el capítulo final de Vivre la fin des temps , donde vislumbro un espacio utópico comunista, refiriéndome a las obras que dan a ver y oír lo que podríamos llamar una intimidad colectiva. Me inspiro también en esas películas de ciencia ficción utópicas, donde hay héroes errantes y tipos neuróticos rechazados que forman verdaderas colectividades. Los recorridos individuales también pueden guiarnos. Suele olvidarse que Victor Kravtchenko (1905-1966), el dignatario soviético que denunció muy temprano los horrores del estalinismo en J’ai choisi la liberté y que fue ignominiosamente atacado por los intelectuales pro-soviéticos, escribió una continuación, J’ai choisi la justice , mientras luchaba en Bolivia y organizaba un sistema de producción agraria más equitativo. Hay que alentar a los Kravtchenko que emergen en todas partes, desde América del Sur hasta las orillas del Mediterráneo.

P.S.: Considero que usted es víctima de la evolución psico-política de los países del
Este. En Rusia, por ejemplo, cada uno carga sobre sus hombros con un siglo entero de catástrofe política y personal. Los pueblos del Este expresan esa tragedia del comunismo y no salen de ella. Todo eso forma una especie de vínculo de desesperación autógena. Yo soy pesimista por naturaleza, pero la vida refutó mi pesimismo original. Soy, por así decirlo, un aprendiz de optimista. Y en eso pienso que estamos bastante cerca uno del otro porque en cierto sentido recorrimos biografías paralelas desde puntos de partida radicalmente diferentes, leyendo los mismos libros.

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Profesor de filosofía y estética, Peter Sloterdijk (Alemania, 1947), es actualmente rector de la universidad de Karlsruhe y enseña también en Bellas Artes de Viena. Desde su “Crítica de la razón cínica” (1987), viene mezclando sin cesar reflexiones metafísicas (”Ensayo de intoxicación voluntaria”, 2001) con ensayos políticos (”Théories des après-guerres. Remarques sur les relations franco-allemandes después 1945″, 2008). Algunos trabajos como “Normas para el parque humano” (2000) desataron fuertes polémicas en Alemania. Su voluminosa producción aborda numerosos temas, entre otros, “Ira y tiempo” (2007), un “análisis psico-político” de las luchas contemporáneas. También es autor de una serie de obras consagradas a una reflexión a fondo sobre el rol de la forma redonda en filosofía y sobre las representaciones que la acompañan (la última de ellas es “Globes Sphères II”, Libella, 2010). De su extensa obra pueden destacarse “El pensador en escena”, “Eurotaoísmo” y Extrañamiento del mundo (Premio Ernst Robert Curtius 1993). Acaba de publicar, “Tu dois changer ta vie” (Libella/Maren Sell, 2011).




Slavoj Zizek (Eslovenia, 1949). Este filósofo, conocedor tanto del idealismo alemán como de la obra de Jacques Lacan, es doctor en psicoanálisis. Su trabajo sobre el cine, sismógrafo de las grandes tendencias y convulsiones que sacuden la sociedad, se inscribe en la línea de los estudios culturales fundados por el pensador marxista estadounidense Fredric Jameson. Un pensamiento marxista al que este ex candidato del partido esloveno Democracia Liberal en 1991 siguió ligado a pesar de la desaparición del bloque del Este. Se declaró próximo al filósofo francés Alain Badiou cuando este último fue atacado. Autor prolífico, escribe regularmente tribunas en la prensa internacional sobre geopolítica. Entre sus libros, se destacan “Mirando al sesgo”, “Sobre la violencia”, “Cómo leer a Lacan”, “El títere y el enano”, “Porque no saben lo que hacen”, “Amor sin piedad” o el reciente “Vivre la fin des temps” (Flammarion).



13.10.11

Emprendedores, crisis, éxito y redes sociales

En estos momentos en los que la incertidumbre es la nota más característica de la profunda crisis por la que atraviesa la economía y la sociedad mundial, revisar los factores personales, circunstanciales y sociales que pueden llevar al éxito o al fracaso a un emprendedor puede ser una tarea útil. A lo largo de los últimos cincuenta años mucho se ha escrito al respecto. ¿Nacen o se hacen los emprendedores? ¿Cuánto influye la cuna? ¿Es sólo sentido de la oportunidad? ¿Cuál es la influencia del factor suerte? ¿Es cierta la importancia que se le asigna a las redes sociales en el éxito de la actividad emprendedora? ¿Qué cambios hay que asumir y qué cosas nuevas aprender?

Una definición universalmente aceptada sobre el proceso de emprender es la formulada por la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard: “El proceso de crear o aprovechar una oportunidad y desarrollarla sin limitarse por los recursos con los cuales se cuente actualmente" (Timmons, 1994).  A lo largo de los años el debate se ha centrado en las cualidades que debe poseer el emprendedor. Una percepción muy norteamericana atribuye el mérito al “héroe”, al self made man que acomete la aventura como consecuencia de su personalidad...Una creencia ampliamente difundida, pero tal vez vez incompleta y exagerada.

Una cantidad de estudios de los años ´50 a ´90 señalaban que cuando alguien se destaca en sus logros, ello se debe a sus rasgos de persistencia y entusiasmo individual. Sin embargo, la misma persona, frecuentemente, resalta también la importancia de la situación o su entorno social. Realmente, actuando solos estamos muy limitados y es un error de atribución, en el lenguaje de cierta psicología, exagerar los méritos o las limitaciones del individuo, lo cual es habitual en nuestra cultura individualista y, a veces, narcisista.




El Análisis Transaccional, una escuela de psicología social creada por Eric Berne, habla del “Argumento de Vida”, un plan generado en la infancia bajo las influencias parentales, que reemplaza al concepto mágico de “destino”. Dicho argumento es familiar e incluye los roles y los vínculos de esa edad, los cuales tienden a ser repetidos en edades posteriores con personas similares. Y el emprendedor no es una excepción.

Cuando tuvo buenos modelos y apoyo en su infancia, su “programa mental”, sus metaprogramas (según la PNL), le facilitarán la creación de una red social emprendedora, interna en su negocio y externa en cuanto a proveedores, inversores y otras fuentes de financiación, clientes actuales y potenciales, asesores, etc. Todo esto es esencial para predecir quiénes triunfarán y quiénes fallarán. Por otra parte, está verificado que cuando la organización es pequeña, el liderazgo del fundador es mucho mayor que cuando posee grandes dimensiones y se profesionaliza.

En cuanto a la duración del negocio, las estadísticas internacionales son desfavorables e inflexibles. A los tres años del inicio de un emprendimiento, sólo perdura un 30% en pie; y a los cinco años, un 20%

Evolución de los enfoques de las características de emprendedores exitosos:
En la segunda década del Siglo XX el énfasis estaba, como lo mencionamos, en la búsqueda de rasgos de personalidad que predijeran el éxito. McClelland (1961) destacó, entre ellos, la gran necesidad de logro, aunque la asunción de riesgos resultó más moderada que la opinión general al respecto.

Ya en los ´90, Timmons halló consenso en cuanto a 6 características: 1- Compromiso y dedicación; 2- Liderazgo; 3- Búsqueda de las oportunidades; 4-Tolerancia de los riesgos e incertidumbre; 5- Creatividad y flexibilidad; y 6- Motivación para el logro, y superación.

Pero, adicionalmente, Bianchi (1993) añadió variables sociocultures como: 1- Tener padres autoempleados; 2- Haber sido despedido de más de un empleo; 3- Ser inmigrante o hijo de inmigrantes; 4- Experiencia previa en organizaciones medianas o grandes; 5- Ser el hijo o hija mayor; y 6- Poseer título universitario.
Sin embargo, los estudios de los últimos 30 años, con un enfoque más sistémico, indican que todos estos factores son sólo una parte de las razones del éxito emprendedor.

Curiosamente, de los 6 rasgos descriptos por Timmons, sólo el liderazgo se refiere a lo social. El resto corresponde también a individuos que se destacan solos, como algunos deportistas. Y, además del liderazgo, se requieren otras habilidades interpersonales, tales como los contactos con individuos cruciales para el proyecto, la comunicación efectiva, la toma de decisiones y la solución de problemas en forma conjunta. También la negociación, la formación y la conducción de equipos de trabajo. Todo ello interactuando con gente. Más de un 60% del tiempo de los directivos se dedica a reuniones y comunicaciones, de modo que es esencial manejarlas eficazmente. Y hoy día la utilización de las redes sociales es casi una herramienta básica para el éxito de cualquier iniciativa emprendedora

¡Las guerras no son ganadas o perdidas por los generales sino por todo el ejército! El héroe de la empresa innovadora no es el fundador, sino el equipo que forme. En síntesis, tanto los conocimientos y talentos individuales de los emprendedores como los de índole social son complementarios, no excluyentes. Aunque, frecuentemente, el fundador posee algunos de ellos y carece de otros, lo cual pone en peligro la continuidad del negocio. En esos casos, ayuda un socio que complete la gama de recursos requeridos...Muchas veces, la propia pareja. Donde el hombre produce y vende y la mujer administra, por ejemplo.

Personalmente, nos gusta el listado de Maxwell, resumido en la palabra REAL:Relaciones, Equipo, Actitud y Liderazgo. Resume los aspectos individuales, del entorno y de las otras personas necesarias para llevar al éxito cualquier actividad humana.



Ante la complejidad de la sociedad moderna, nosotros añadimos nuevos factores para conducir una actividad emprendedora a su consolidación: 1.- Actitud abierta al cambio; 2.- Aprendizaje permanente; 3.- Responsabilidad social emprendedora; 4.- Actitud abierta a las redes sociales; 5.- Actitud nueva hacia los clientes (prosumidores). 6.- Transparencia.

Volveremos sobre ello...

6.10.11

La oratoria Zen de Steve Jobs

Innovador en todo, genial e iconoclasta, Steve Jobs tiene ya un lugar privilegiado en la historia de la revolución tecnológica de la humanidad. Sin embargo, es menos conocido de lo que debiera en cuanto a sus aportes a la oratoria y al arte de las presentaciones apoyadas con elementos tecnológicos. Jobs desarrolló en ese campo lo que los entrenadores en oratoria denominamos el Estilo Zen. A lo largo de los años he seguido a Jobs en sus presentaciones, verdaderas "performances" que han ido creando escuela y he incorporado a mis talleres de oratoria algunas de las peculiaridades más efectivas e impactantes de su estilo.

Las características principales del Estilo Zen en oratoria pueden resumirse en a) simplicidad, b) elegancia, c)  sugerir más que describir lo obvio, d) naturalidad, e) espacios vacíos, f) estilo y tranquilidad y g) eliminación de lo no esencial.


La escena y la pantalla están totalmente vacías mientras Steve cuenta sus historias. De esta manera, cuando el mensaje escrito o las imágenes aparecen tienen mucha más fuerza. Para muchos oradores la idea de una pantalla vacía es aterradora. Por supuesto, Steve compensaba ese vacío con una presencia, simpatía, un saber ocupar el espacio. Su permanente movimiento en la escena lanzando un mensaje corporal de tranquilidad, estilo y dominio de sí mismo y de la escena resultaba más que suficiente. Eso hay que aprenderlo y ensayarlo. reiteradamente.


Steve ha creado escuela también en esta área. No solamente fue un adelantado en la tecnología, sino que se convirtió en el mejor vendedor de sus productos y se encargaba personalmente de hacer el trabajo. Sus lanzamientos de marketing eran esperados por todos.

Los que nos dedicamos profesionalmente a la comunicación y al entrenamiento en oratoria valoramos grandemente los aportes de este indudable genio del arte de la palabra.

3.10.11

Por qué no puede ganar Rubalcaba el 20-N





Como profesional de la consultoría en comunicación y el marketing político no puedo más que manifestar mi perplejidad por los errores de bulto y de libro que el equipo de campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba está cometiendo en esta insólita y especialísima contienda electoral. Definir con precisión los objetivos de la campaña, definir los temas y el estilo, perfilar el papel del candidato y conocer lo que se juega en las elecciones (conocer la elección) son los asuntos esenciales que definen el éxito o el fracaso de una campaña electoral. En todos estos ítems cruciales -y otros más que no menciono- el equipo de Rubalcaba se equivoca estrepitosamente.


Escuché con estupor al ex presidente Felipe González afirmar este pasado fin de semana en la Conferencia Política del PSOE que aún “podemos ganar el 20-N”. A continuación, el propio candidato matizó un tanto la frase al decir que “no me voy a dejar ganar”. Pero el caso es que tomando en cuenta el auditorio (integrado por los principales cuadros políticos del PSOE) y las características de la reunión ( una Conferencia Política para definir programas y articular la táctica y organización de la campaña) escuchar semejante “boutade” me llenó de asombro. No se trataba de una arenga aleccionadora en un mitín de campaña, azuzada por esta extraña canícula de octubre. De ser este el caso, no le daría mayor importancia. Pero no, se trataba de expresar seriamente que es posible ganar las elecciones, planteando como objetivo de campaña tal despropósito. Flaco favor le hacen a la moral de combate de los socialistas tales manifestaciones.

A este error de bulto se suman -y probablemente sean consecuencia del primero- la táctica de personalizar la campaña en la figura de Rubalcaba, y colocar al candidato como portavoz de las propuestas económicas cuando ni su perfil ni su trayectoria política le dan entidad ni credibilidad para tal encomienda. Al mismo tiempo, el intento de “reempaque” de Rubalcaba desconcierta a un electorado que no reconoce al personaje en pantalones de vaquero, vestimenta informal y talante contemporizador y socrático, sobre un fondo azul cielo despejado y venturoso, que quiere vender el equipo de campaña. El intento de distanciar al candidato del gobierno del presidente Zapatero, del cual formó parte hasta julio de este año, no resulta creíble y, peor aún, es contraproducente. Como guinda, menciono que la insistencia en agitar como tema central de la campaña el fantasma del fin del estado del bienestar si gana el PP, revela que los estrategas del PSOE no aprendieron aún la lección de las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22-M.

Conocer la elección y definir el objetivo

Ambas cosas están íntimamente relacionadas en la teoría y la práctica del marketing político. Desde hace más o menos un año está claro para el que quiera verlo que lo que está por definirse el 20-N es la magnitud de la mayoría absoluta que obtendrá el PP. Si quedaba alguna duda de esto, los resultados del 22-M cuantificaron en qué medida está ya definida la intención del electorado de cambiar de gobierno, de políticas y de políticos, para reconducir la crisis por la que atraviesa España. La idea del cambio de gobierno se ha solidificado en la mente de los electores. Todos los datos demoscópicos coinciden abrumadoramente en que el paso del tiempo no ha hecho más que reducir el porcentaje de electores indecisos y aumentar la diferencia a favor del PP. El PSOE pierde votos por la izquierda, el centro abandona la papeleta socialista y la juventud no siente especial motivación por el voto al PSOE. Los antiguos graneros autonómicos de votos están exangües.

La particularidad de esta campaña, producida por la excepcionalidad de la situación por la que atraviesa España, estriba en que la polaridad izquierda-derecha no define la decisión de fondo del electorado. Las antiguas fidelidades ideológicas o de voto no funcionan ya como antes. Los conceptos de “voto duro”, marais, electores críticos, etc, tienen que ser usados en este momento con mucha flexibilidad para entender lo que está sucediendo. Salir de la crisis lo más pronto posible, dejar atrás las políticas de Zapatero, comenzar cuanto antes la recuperación de la economía, son las principales motivaciones de un electorado agotado ya por tantas promesas incumplidas, bandazos políticos e improvisaciones sobre la marcha, atemorizado ante el porvenir y ansioso por escuchar un Plan de Gobierno y visualizar un equipo competente para salir de la crisis. Rubalcaba y el PSOE responden a ello con un revival programático de corte socialdemócrata y un brindis al sol a la salud del estado del bienestar...Lo cual revela que no entienden lo que se juegan y lo que se juega en esta elección.

Ante semejante cuadro, plantearse como objetivo de campaña ganar las elecciones, indica un desnorte total de la dirección política del PSOE. Hasta julio de este año era posible -con una campaña bien enfocada- que el PSOE saliera de la contienda con unos resultados más o menos dignos. En este momento, el desastre electoral amenaza con convertirse en un cruda realidad. Los cantos de sirena de ciertos “gurús” del marketing político y de opulentos publicistas vendedores de detergentes amenazan con llevar al PSOE a los peores resultados electorales de su ya larga historia como partido.

El error de subestimar a Rajoy

El siguiente despropósito ha sido el de personalizar la elección en la figura de Rubalcaba. Asignarle por arte de magia una posición de liderazgo tanto en el partido como en la sociedad, que no tiene, convertirlo en paladín de la causa de la izquierda (en un momento en que tal concepto está seriamente desdibujado y fragmentado) y colocarlo como portavoz de políticas económicas que no sabe explicar y que tiene que matizar continuamente (cuando no es corregido abiertamente por otro dirigente del PSOE). El triste papelón que está protagonizando estriba en que su perfil político y su trayectoria histórica no encajan con el de un portavoz en materia económica. Y eso es un error de libro en el marketing político. Y para más inri, han aplicado a Rubalcaba un reempaque, envolviéndolo en celofán y poniéndole un lazito que desconcierta a unos electores que se han ido formando una idea de él a lo largo de treinta años de trayectoria política y que claman al cielo: ¡este no es mi Alfredo, me lo han cambiado! Desconfianza en el candidato y en su partido es el cruel resultado de semejante exabrupto.

Ciertos vendedores de detergentes que se han infiltrado en el arte y la ciencia del marketing político, siguen difundiendo la especie de que se puede fabricar un líder político y social de la noche a la mañana utilizando las técnicas del marketing para vender salchichas. Susurran la idea de que son poseedores de ciertos conocimientos y técnicas esotéricas que les permiten manipular a los electores e introducir en sus mentes cualquier tipo de concepto o actitud a gusto del cliente. Tal idea es sólo una leyenda urbana y suele ser desastrosa cuando se intenta aplicar en una campaña electoral.

Una de las claves del marketing político consiste en cruzar las virtudes del candidato con las preocupaciones fundamentales del electorado en una contienda determinada. En esta campaña la principal preocupación del electorado es la situación económica, ciencia ésta muy alejada de los conocimientos y experiencia práctica de Rubalcaba. El ethos, el perfil histórico de Rubalcaba, quien ya fue ministro de Felipe González y portavoz de su gobierno, jefe de bancada parlamentaria y ministro del Interior y portavoz del presidente Zapatero, es eminentemente político. Lo lógico hubiera sido centrar a Rubalcaba en lo político, campo en el que se mueve como pez en el agua, y atenuar sus deficiencias o sustituírlo en sus carencias.

La misma situación se presenta en el caso de Mariano Rajoy. Sin embargo, la dirección de campaña del PP ha puesto a su lado a líderes de opinión del campo económico, personalidades con trayectoria en esa área y lo ha limitado a ser portavoz de planes económicos elaborados por expertos y gente competente. El perfil de Rajoy es claramente político y se lo presenta desde hace tiempo como un presidenciable rodeado de gente competente en el área económica. Esa es una solución práctica y de libro. No se puede inventar un líder en políticas económicas en seis meses. Y mucho menos en la dos tardes de clínica económica que le iba a dar Jordi Sevilla al presidente Zapatero. Lo razonable es combinar lo conocido, concentrarse en los puntos fuertes y las virtudes del candidato y tratar de poner en segundo plano sus carencias o compensarlas.

Detrás de la táctica de personalizar la elección en la individualidad de Rubalcaba se encuentra la subestimación de la figura de Rajoy. La presunta falta de carisma de Rajoy, su perfil moderado y su mediana valoración como líder, ha distorsionado la visión de los estrategas del PSOE, quienes han creído que en un mano mano con Rajoy su candidato saldría ganador. Craso error. El PP no necesita personalizar la elección. Incluso, no le conviene. Cualquiera que se tome un café en España en un lugar público escuchará hablar de que va a ganar el PP. La idea de partido, de equipo, de estructura detrás del líder, más la inercia que ha generado a su favor la necesidad del cambio político, ha compensado en términos de campaña la falta de carisma que se le atribuye a Rajoy. Y por eso Rajoy trata a Rubalcaba con olímpico desprecio ante sus continuos retos públicos.

Last but not least

Pero el despropósito más patético de la campaña de Rubalcaba ha sido el intento de esconder al presidente Zapatero. Paradójicamente, mientras más lo ocultan, más notoria se hace su ausencia en la campaña. Entre otras cosas, porque se trata nada menos y nada más que del presidente de Gobierno del Reino de España, no de un oscuro dirigente político o un burócrata de segunda fila. Escapa a mi entendimiento la razón por la cual el presidente Zapatero ha aceptado semejante papelón. Sólo añado que tal estratagema no sólo es inútil, sino contraproducente. El candidato Rubalcaba no puede ocultar que ha sido ministro y portavoz del gobierno del presidente Zapatero durante casi dos legislaturas. Cualquier intento de desmarcarse de la gestión del actual gobierno tropieza y tropezará con la más dura piedra de lo obvio y lo evidente. Por no mencionar el daño que se le hace a la figura de la presidencia de Gobierno en un momento en que la política, los políticos y ciertas instituciones no gozan del mayor aprecio por parte de los ciudadanos.

Hay maneras elegantes, políticas, respetuosas y humanas de aminorar el impacto que la gestión del gobierno tiene sobre las posibilidades electorales de Rubalcaba, aunque esa gestión pese como una losa sobre las espaldas del candidato. La que se ha escogido hasta ahora es la peor. Asumo que fue otra idea brillante de los vendedores de detergentes que asesoran la campaña, dicho sea de paso con todos mis respetos para los fabricantes y comerciales de detergentes.

Finalizo diciendo que creo haber argumentado -aunque tendría más que decir- la contundente frase que titula este análisis: por todo lo dicho, sólo un milagro podría otorgarle el triunfo a Rubalcaba el próximo 20-N. El día señalado se despejarán las incógnitas.