10.1.12

Administrar la presencia pública



Por Ramón Maceiras López
Para un líder, administrar su presencia pública es, al mismo tiempo que una ciencia, un arte. El presidente Mariano Rajoy hace práctico este concepto de lo que nosotros llamamos la Oratoria 2.0 y destroza los viejos paradigmas de la comunicación de crisis y los patrones de la comunicación política anteriores al cambio. Preguntarán ustedes qué ha cambiado. La respuesta es que ha cambiado todo.

Leo y escucho desde hace días comentarios de todo tipo acusando a Rajoy de que se esconde, de que no da la cara. Se cuestiona que sea la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría la que asuma la explicación de las medidas de urgencia tomadas por el gobierno recién estrenado. Sesudos analistas creen que el presidente "no se quiere quemar" y por eso pone en la primera línea de fuego a la bella y eficaz vicepresidenta y a los menos agraciados ministros que lidian con la dramática situación económica. Son los cálculos de los viejos tiempos, por lo que se ve muy añorados por muchos tertulianos a sueldo, periodistas antediluvianos y opositores de oficio y beneficio.

Utilizando un viejo argumento retórico, pregunto: ¿cuál sería el beneficio de que el presidente de gobierno diera las ruedas de prensa informativas del Consejo de Ministros semanal y de que perorara diariamente, usando y abusando de los medios de comunicación? El primero que se me viene a la mente es el presidente Chávez, de Venezuela, que agota a sus ciudadanos con las interminables cadenas de radio y televisión; o el locuaz Fidel Castro de los viejos tiempos, el de los discursos de ocho horas; y el mismísimo presidente Zapatero antes de que la crudeza de sus errores lo recluyera en La Moncloa y se hiciera silente y autista. Si revisan ustedes la agenda pública de los presidentes europeos, no verán ninguna exposición mediática permanente y cansina. Sí, ya sé que en estos tiempos de crisis todos necesitamos que desde el poder se nos endulce el aceite de ricino y que se nos den mensajes esperanzadores, que se nos explique no sé qué cosas que ya sabemos. Pura psicología pop...

La cruda realidad no cambiará por el hecho de que el presidente de gobierno nos dé la tabarra un día sí y otro también. Me parece oportuno apuntar que el liderazgo en tiempos de crisis debe guardarse para las grandes ocasiones. Cuando tenga algo importante que decir. Ya estamos hartos de milongas, psicología optimista pop y ruedas de molino. El cambio está en marcha, es imparable y avanza rápidamente.

Eso sí, el liderazgo de estos tiempos tiene que ser creíble, serio y responsable. Como decíamos en otra nota de este blog, la verdad y la sobriedad son hoy la mejor estrategia de comunicación.

1 comentario:

perfilar2020.blogspot.com dijo...

Creo que los españoles no aguantarían a un Chaveztia todos los días en cadena. Así que si Rajoy no sale, CELEBRENLO!, caramba